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domingo, 24 de diciembre de 2017

Felices fiestas 2017

Al igual que el año pasado, os he preparado el único video que publico, deseándoos a todos felices fiestas; échale un vistazo, merece la pena, lo he creado con mucho cariño para todos mis seguidores y si te gusta compártelo. ¡Felices Fiestas!. 



miércoles, 20 de diciembre de 2017

Supervivencia

Siempre achacamos esta palabra a una situación o a un entorno difícil, como puede ser un desierto, la jungla, lugares en donde vivir en buenas condiciones es más que complicado, quizás muy influenciado por las historias de los libros, las series de la televisión y las películas del cine… pero no tiene por qué ser así, más allá de toda esa “imaginación” y realidades lejanas a nosotros, existe una supervivencia diaria, más cotidiana, cercana y rutinaria. No ya porque el hecho de estar vivos, es un verdadero milagro para nuestra propia biología, sino más bien, por el entorno hostil, en todos los sentidos, en el que vivimos. 

Por eso, afirmar que esta supervivencia me está matando… tiene bastante lógica, pues estamos inmersos en un mundo agresivo y egoísta, una sociedad que no dudará en atacarte si se siente amenazada y que por supuesto, te dará de lado o te matará si lo ve necesario.

Habitamos en un universo totalmente desconocido para nosotros, en un planeta del cual no hemos visitado ni un uno por cierto de su territorio, agrupados bajo el nombre de una nación, con millones de personas desconocidas para cada cual, que a la fuerza deben tener todos características comunes, no ya biológicas, sino en su manera de pensar y actuar. Lo cual, pienso que eso es un error, un estereotipo impuesto en nuestra mente, para clasificarnos y dominarnos fácilmente.

Familiares, vecinos, amigos, conocidos y la gran mayoría de gente extraña, sea de mi país o no, con los que convivo y con los que no tengo realmente nada que ver, pues no pienso igual, ya que la mayoría razonan de una manera muy retrógrada y muchas veces, hasta con una gran maldad, lejos de la definición de adulto, tal y como debería de ser.

Muchas personas las veo como enemigos, no porque su forma de pensar sea diferente, sino porque su manera de actuar es dañina e irracional. Ya de por sí, la vida misma nos somete a cada uno, a una serie de pruebas y experiencias, que nos tantea duramente; si a esto hay que sumarle lo que aporta cada uno individualmente, y también como colectividad en todos sus niveles, más las cosas inesperadas que pueden sobrevenir, entonces… realmente mi vida se convierte en una verdadera supervivencia, pero en vez de una jungla natural, estoy encerrado en una jungla de asfalto, cemento y gente, que se comportan como animales muy agresivos.

Mientras no vayas contracorriente, no pasará nada, pero si tu forma de pensar o actuar es diferente, si atisban un ápice de cambio, se revolverán contra ti, en vez de apoyar una posible mejora. Una sociedad repleta de personas, que aceptan totalmente las reglas del juego, respecto a cómo los poderosos dominan nuestras vidas, aunque eso signifique la muerte de millones de humanos diariamente, la de millones y millones de animales y la degradación, cada vez más acelerada de nuestro medio ambiente.

Si la gente cubre todas sus apetencias culinarias (aunque sea comida basura, barbaridades cárnicas o no convenientes), si puede tener todos sus caprichos (a base de la explotación de muchos), si les dejas estar siempre delante tuya en la cola, si quedan por encima de ti, nunca les falta de nada, tienen dinero y no abres la boca, entonces todo irá “bien”, pero en el momento que esto no es así, o comentas una manera distinta de hacer las cosas, empiezan a llover las lanzas, los cuchillos, saltan las fieras, etc. y no te queda más remedio, que estas dos opciones, una, esquivar, esquivar, y esconderte de un lado para otro, viviendo con miedo, o bien, sacar el machete, enseñar los dientes y participar de la masacre rutinaria que hemos creado, como en los juegos del hambre, siempre peleándote por seguir vivo una hora más, y ¡sálvese quién pueda!.

¿Y sabes qué?... que cada año que pasa estoy más cansado de todo esto, vivir en una guerra constante estresa y desgasta mucho, un combate invisible, que aunque todos lo sufrimos, no queremos poner solución. Por eso decía, al principio, que sobrevivir me está matando, pues no quiero ser como esa mayoría que se ha resignado hace mucho tiempo, encerrados en su burbujita, con una mente enferma que han hipotecado el destino de la humanidad, sobre todo el de los jóvenes. Padres que en su actuar, creen que están haciendo un bien a sus niños, pero la realidad es que son unos cobardes, por haberse declinado, postrado a cuatro patas ante esta sociedad y no educar a sus hijos en el amor, el respeto y la transformación de todo lo malo… en una lucha no para sobrevivir, sino más bien para bienvivir en todos los aspectos, en un mundo evolucionado totalmente diferente, al que por desgracia seguimos castigando.

Porque recuerda que sobrevivir es la forma más lenta y agónica del suicidio, cuando se tiene la mente enferma, pues no serán las personas más fuertes las que sobrevivirán, ni las más inteligentes, sino las más propensas a los cambios… por eso, pasa página antes de que sea tarde.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Un día distinto...

(Esta semana me gustaría volver a publicar este post de hace un año, que tanto gustó. Muchos que me seguís desde hace menos de un año no lo habréis leído y pienso que merece la pena, espero tu opinión...)

Otra vez vuelve a sonar el bus… y dentro de media de hora volverá a pasar el tranvía… ¡así no hay quién duerma!.

En fin, son las seis de la mañana, me voy a levantar porque es difícil conciliar el sueño, ¡otro día igual!. Siempre me pasa lo mismo, tengo la espalda reventada y vuelve a hacer demasiado frío, será mejor que me quite rápido de en medio, porque ahora pasa también el camión de la limpieza, y como estos no tienen compasión, no quiero acabar empapado, que con el tiempo que hace puedo coger una gripe o algo peor.

Así que, lo que hago siempre nada más me levanto es cambiarme de sitio y luego reponerme, porque no os podéis imaginar lo mal que te encuentras cuando duermes en la calle. Sí, soy un vagabundo, llevo ya muchos años tirado en la calle, y creo que nunca me acostumbraré a dormir a la intemperie; es imposible descansar, me levanto con dolores en todo el cuerpo, mareado, aturdido, tiritando y con la garganta caliente, siempre con la amenaza de ponerme malo, debido a la humedad que cae por la noche. Pero bueno, estoy contento, he sobrevivido hasta el amanecer, puedo darme por satisfecho.

Comienza la actividad de la ciudad, y lo que hago a continuación es guardar los cartones y las mantas que pude conseguir. Tengo un nuevo escondite, espero que no lo encuentren y me vuelvan a robar mi kit de supervivencia, esperemos... es todo lo que tengo. Sospecho que la última vez no fue otro mendigo, fue la señora que vive enfrente, en ese piso que tiene un banco en el bajo, esa mujer siempre me mira con mala cara y me vigila, ni siquiera me ha hablado nunca, pero me asesina con su mirada cada día, y ha puesto a toda la comunidad de vecinos en mi contra; tanto es así, que el señor que de vez en cuando me traía algo de comer, ya no lo hace, por lo visto lo ha amenazado con denunciarlo, no sé… ¿Qué le habré hecho yo?.

Tengo lo justo para tomarme un café, pero no me dejan entrar nunca en los bares y cafeterías, es como si mi dinero tuviera menos valor, veo las miradas de sus ojos, desprenden repulsión, porque creen que se van a contagiar de algo. Entonces tengo que desplazarme fuera del centro, casi a las afueras, para tomarlo en un pequeño kiosco donde el hombre parece amable, pero no creo que dure mucho, porque el dueño ya le echó la bronca por servirme el café, dice que no quiere a gente de mi calaña por aquí... ¿acaso me conoce?, otra humillación más… ya estoy acostumbrado.

Asoma el sol, y la gente sale de sus casas a toda prisa para ir al trabajo. Un trabajo, ¡cómo desearía poder trabajar!, la gente sueña con que le toque la lotería, yo sueño con un trabajo, de lo que sea; pero ya he desistido, nadie me quiere y con la crisis que hay ahora, menos aún; lo he intentado de todas las maneras, pero cada día me hundo más… he pedido ayuda, pero nadie me hace caso… es como si no existiera.

Me siento en el banco del parque y veo como pasa la vida, el ritmo que tiene la ciudad y no sé qué hacer, me noto un trasto tirado, no sé a dónde ir… otros pobres compran un cartón de vino, para que se pase más rápido el tiempo y la embriaguez les borre sus angustias. Yo no he llegado a eso, y el último con el que hablé, me dijo - ya llegarás, ya llegarás -, quizás tenga razón.

Cuando pasa un rato me levanto y deambulo por las calles, la gente me mira con repugnancia y se echan a un lado, como si fuera un imán, los repelo a cada lado; vuelvo al centro y allí me siento junto a una farola, para pedir dinero, a ver si hay suerte y consigo algo para almorzar.

Ya se acerca la Navidad, el alumbrado está puesto, y la gente va como loca de tienda en tienda, buscando regalos y caprichos de todo tipo. Realmente veo lo enferma que está la sociedad, y es muy triste oír como en estas fechas, hay que ser mejores personas y ayudar al prójimo, fíjate acaba de pasar un cura, y ni siquiera me ha respondido, ¿entiende este hombre lo que significa la Navidad?, bueno, tampoco me asombra, son todos iguales. La mayoría ni me miran, y el resto, lo hace con el rabillo del ojo, no sea que les atraque o les pueda contagiar no sé qué, ¡qué absurdo!.

Luces, colores, villancicos, supuesta alegría, felicidad, pero están completamente vacíos, no parecen seres humanos, qué lástima, no se dan cuenta de lo afortunados que son.

Se acerca el mediodía, y tengo mucha hambre, he conseguido tres euros solamente, al menos me dará para comprar un bocadillo y un poco de fiambre. Vuelvo a alejarme del
 centro para poder comprar en un pequeño supermercado, donde hay una cajera que no me

 mira mal, y de vez en cuando me ayuda; es una mujer muy buena, en el barrio le dicen la loca de los gatos, porque cuida a unos gatitos que están en un solar abandonados, a parte, cuida de su madre enferma, y con todo lo que tiene, sus ojos siguen brillando… parece entender lo que es la vida, pues siempre me dedica su mejor sonrisa y me da ánimos. Hoy no me ha podido ayudar, porque el encargado se ha dado cuenta que me daba la comida que caducaba en los próximos días y que siempre tiran a la basura; le ha montado un follón, aun así me ha dado un refresco, ¡es un ángel!, ojalá hubiera más personas como ella.

Mientras comía mi bocadillo, sentado en una esquina donde hace menos frío, se ha acercado Milú, es un perrillo vagabundo como yo, de color negro, el pobre está en los huesos. ¡Cómo me alegro de verte, pensé que la habías palmado amigo!, hacía una semana que no te veía, ¿quieres un poco de mi bocadillo?, ten, termínatelo tú colega, eres un buen perro y no te mereces vivir en la calle. Tienes heridas en el lomo, ya te han vuelto a pegar patadas los jóvenes del parque, lo siento mucho amigo, deja que te las limpie al menos.

Vaya… me he quedado dormido, últimamente no ando bien de salud y estos dos días atrás no he comido nada, pues por lo visto, según me dijeron una vez en urgencias, tengo piedras en el riñón y tenía mucho dolor, no podía ni levantarme. En el hospital a veces me dan una pastilla para la inflamación, pero me echan rápido de allí. Milú no está, ya se ha marchado, hace bien, pues mientras comía pasaban unas señoras diciendo que esta noche iba a caer un temporal, y a lo mejor hasta nevaba, espero que no sea así.

Voy a buscar algo para cenar en los contenedores, antes de que sea más tarde, porque si va haber tormenta, tendré que buscar algún sitio mejor si no quiero morir de frío, ya que en el albergue me quedé los tres días que te permiten dormir, eso, si alcanzas a llegar temprano, de los primeros a la cola, claro.

Han pasado las horas y no he conseguido nada para cenar, pero me preocupa más el frío, voy a buscar mis cartones y mis mantas, pero ¡no están!... seguro que ha sido la mujer de antes, porque está asomada a la ventana, ¿cómo puede tener tanta maldad?. Tengo entonces que apresurarme.

Ya son las diez de la noche, la gente termina de hacer sus compras y se marcha a casa, a un hogar donde comerán un día más y estarán calentitos. Yo no tengo hogar, nadie que me espere, no tengo nada, las calles están desiertas y me encuentro muy solo… estoy en un pequeño portal que tiene los cristales rotos, porque encontré un cajero, pero otros sin techo llegaron y me echaron; tengo demasiado frío, no tengo mantas, no dejo de temblar, creo que tengo hasta algo de fiebre, tengo hambre, no me siento bien y ha empezado a nevar. Me encuentro muy cansado, no entiendo esta vida, no comprendo porque nadie me ayuda, y llevo ya una hora llorando; estoy agotado, ¿por qué esta mala suerte?, si yo no soy mala persona, siempre he tendido una mano al que me lo ha pedido, no comprendo nada, no le importo a nadie, soy invisible al mundo, me siento una mierda. Cada vez hace más frío y lo único que pienso es poder pasar esta noche como sea, sobrevivir y llegar a ver mañana la luz del sol… tengo miedo, no sé si… esta es mi realidad, nunca hubiera pensado...

“Esta es la historia de un hombre cualquiera, desgraciadamente esa misma noche murió entre temblores por la tormenta helada, y a nadie le importó. No te voy a decir su nombre porque no te ha interesado, no voy a hablarte de su vida pasada porque tampoco te has preocupado, te apartaste de su lado cuando deambulaba por el centro de la ciudad y nunca sabremos, si tú le hubieras ayudado, si quizás, aun estaría vivo. Un vagabundo menos, ¿qué más da, verdad?, tú ya tienes bastante con tu vida; ahora cerca de tu casa hay otras historias iguales a esta, en idéntica situación, con el mismo sufrimiento…

Al menos, espero que hayas podido meterte en la piel de este hombre, y haber imaginado a través de sus ojos el desprecio y el horror de la soledad, para poder valorar una forma distinta de vivir a la tuya”.


Publicado por primera vez el 12 de diciembre de 2016

miércoles, 6 de diciembre de 2017

La verdad

Me impresiona como el ser humano, que tanto presume de sus capacidades, se comporte de una manera tan destructiva; cómo sabiendo lo que ocurre en el mundo por culpa suya, repite el mismo patrón cada día de una forma cada vez más pasota. El hombre entiende a donde le va a llevar a todo eso, sin embargo, no hace nada, la gente muere de hambre, de enfermedad, cada vez hay más maltratos y asesinatos, no hay respeto ni educación ninguna hacia los seres vivos, inclusive a su propia especie…

Tontos e idiotas que siguen como una marea, a políticos, marcas e ideologías, que les están robando, estupidos y retrasados evolutivamente, que no quieren ver más que lo que les apetece en el momento, gente egoísta, que aun sabiendo lo que está mal, se dedican a seguir practicándolo de manera continua, sin importarles el sufrimiento del otro, ni las consecuencias de sus actos.

Ante tanta masa de hombres descerebrados, algunos se preguntan si realmente hay una solución, si existiera, aunque solo fuera por casualidad, la posibilidad de un cambio en el mundo, que nos alejara del fatal destino al que avanzan sin remedio, mientras revientan a cada paso, todo lo que pisan.

Tooodos lo saben, naaadie hace nada, nunca ha existido ese sentimiento de culpabilidad, esa responsabilidad por hacer realmente las cosas de otra manera, para ser prósperos y justos, en mundo si no al menos perfecto, quizás más consecuente con su forma de pensar y actuar, para que nos alejáramos de ese destino fatal, que cada vez está más cerca.

Entonces, parece que esto es todo, que no hay solución, que un puñado de personas comprometidas, que dejan su vida para cambiar la realidad, son solamente eso, soñadores, introducidos en una pesadilla de la que nunca podrán despertar.

¿Es de verdad, la gente consciente de lo que pasa y de lo que sucederá dentro de poco?... ¿Cómo podría explicártelo para que te enteraras de una vez y reaccionaras?, seguramente ya es tarde, para tu mente atrofiada... por eso, solo me queda exponerte lo siguiente.

Imaginemos… ¿si pudieras ver el futuro y te asustase lo que ves?, ¿qué harías con esa información?, se lo dirías a… ¿quién?... políticos, líderes de la industria… ¿y cómo los convencerías… con datos, con hechos?... pues, buena suerte… los únicos hechos que no ponen en duda, son aquellos que mantienen la máquina en marcha y el dinero entrando en caja, pero, ¿y si... hubiera una manera de saltarse al intermediario, y meter esa noticia tan dramática directamente en la cabeza de todos?. 

La probabilidad de una aniquilación instantánea no ha dejado de aumentar y la forma de impedirla era mostrarla, asustar a la gente… porque, ¿qué ser humano razonable no se sentiría espoleado por la posible destrucción de todo lo que ha conocido o amado?. Para salvar a la civilización, les mostraría su colapso, ¿pero cómo crees que se recibió esa noticia?, ¿cómo crees que la gente respondió a la perspectiva de una muerte inminente?... ¡Se la zamparon, como una galleta de chocolate!, no temieron su desaparición, la asimilaron, se puede disfrutar en videojuegos, series de televisión, libros, películas… ¡El mundo entero abrazó con todas sus ganas el apocalipsis y esprintó hacia él con total despreocupación!; mientras tanto, vuestra tierra, se derrumba a vuestro alrededor, ¡tenéis epidemias simultáneas de obesidad y hambruna!, ¿cómo explicas eso?, las abejas y las mariposas empiezan a desaparecer, los glaciares se derriten, las algas aparecen… por todas partes, los canarios de las minas están cayendo muertos, ¡y no os queréis enterar!. 

En todo momento, existe la posibilidad de un futuro mejor, pero vosotros no os lo creéis, y como no os lo creéis, no hacéis lo necesario para que se haga realidad, ¡así que os regodeáis en ese horrible futuro y os resignáis a él, por una razón!, porque ese futuro no os pide que hagáis NADA… si, vimos el iceberg y avisamos al Titanic, pero seguís directos hacia él a toda máquina… ¿por qué?... porque os queréis hundir… os habéis rendido, y eso no es culpa de la suerte, de un supuesto dios o del azar… es culpa vuestra. 

Habéis elegido la opción más malévola y sufriréis por ella, hasta que los huesos de vuestros hijos se pudran en la tierra y no quede nada más porqué llorar…