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miércoles, 8 de marzo de 2017

El problema es olvidar

¿Recuerdas cuántas cosas has vivido en tu infancia, todo lo que aprendiste?, ¿cómo te sentías cada día…?, cada mañana cuando te levantabas todo parecía nuevo, yo al menos, todavía recuerdo el olor fresco de las primeras horas, cuando mi madre me acompañaba al colegio. Todo era diferente, siempre una novedad, cada día algo distinto que aprender, un mundo tan inmenso que aparentaba ser infinito, al igual que las posibilidades que iban más allá de los sueños…

Un universo de gran cantidad de colores, donde la curiosidad y las ideas viajaban veloces por mi cabeza, como una abejita que va de flor en flor, descubriendo aromas cada vez más fascinantes.

Tantos juegos, tantas risas… ¡qué buenos tiempos aquellos!, aunque ya supiéramos que por supuesto también había penas y tristezas, quizás no se le daba mucha importancia, porque ahí estaba también el mundo de los mayores, que parecían solucionar todos los problemas que les iban surgiendo, ¿verdad?.

Pero por desgracia, también tengo presente, como en el pasar de los años, al crecer, todo lo dicho antes tomaba un cariz más serio, más austero, y los colores, por mucho que uno quisiera, ya no brillaban tanto, ya no dibujaba en papel las genialidades que se me ocurrían y la ilusión tampoco era la misma… era simplemente distinta; el mundo adulto se aproximaba lentamente a mi vida, y casi sin darme cuenta, lo aceptaba en mis brazos, deseando llegar a ser mayor, para poder hacer de todo, ser como los mayores que me rodeaban.

De estar en casa, al colegio, después al instituto, para acabar en la universidad, cuando me di cuenta, ya estaba trabajando y en todo ese proceso de tantos años, me fueron robando mis tesoros más valiosos; reconozco que yo también los fui soltando sin querer, pues esta sociedad me convenció de que madurar y dejarse de tonterías era lo mejor, que había que ganar dinero y cuanto antes me quitara de la cabeza, esos colores que hacían de la vida algo impresionante, mejor… al fin al cabo, eso era ser adulto.

En mi caso, me apetecía crecer, pues el mundo de los mayores me intrigaba y me embelesaba, jamás hubiera imaginado que cuando me convertí en uno de ellos, vería una realidad muy diferente a la que debía ser. Entonces, años más tarde, harto del mundo de los adultos, su hipocresía y su maldad desproporcionada, quise volver atrás, para recuperar todo lo perdido.

Fui haciendo en mi mente, con mis recuerdos, un camino a la inversa, intentando recoger todos los trozos que se quedaron tirados en el sendero de mi vida, pues quería volver a ser un niño… no me gusta la forma de vivir de los mayores, entonces, ya no me apetecía crecer, aunque fuera tarde, pero entendí que crecer no era el verdadero problema. El problema es olvidar y no conservar todo lo que los adultos a traición me robaron, dejar de pensar con inocencia, para mirar de reojo a los que me rodeaban, pues nunca se sabe de dónde puede venir la siguiente puñalada trapera.

Y en ese momento me encuentro ahora mismo, recogiendo fragmentos y pegando ilusiones, reconociendo verdades ya olvidadas, para volver a encontrarme conmigo mismo, pues, el adulto jamás debe desterrar al niño que fue; eso es el error más grande que comete esta sociedad, por eso nos va como nos va.

Porque madurar no es una contraposición de la inocencia, porque ser mayor, no significa no tener el espíritu y la sencillez de un niño; es por eso, que siendo adulto, nunca hay que olvidar esta etapa, estas vivencias, pues aunque no te lo parezcan, son las más importantes que tiene el ser humano.

Si abandonas y desatiendes tus recuerdos, tus orígenes, si olvidas como te reías y pensabas cuando eras tan joven, perderás la vida misma y esta se tornará de color gris. Pero si tienes presente todos los días de tu vida el amor de tus padres, de tu familia, de tus amigos… esas cursiladas y ñoñerías aparentemente inaceptables en una persona mayor… entonces… llegarás a ser un/a adult@ maravillos@.

Yo ya solo deseo una cosa, poder decir algún día: “He llegado por fin a lo que quería ser de mayor… ser un niño”.

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